Agua & Aceite: El Arte de las Relaciones Humanas.

 

Quizá lo más difícil en las relaciones humanas es encontrarse con las diferencias del otro, incluyendo puntos de vista en los que no estamos de acuerdo. En mi caso, mientras más años tengo más aprendo que la verdadera resolución de este asunto no consiste en eliminar y rechazar las diferencias, sino enaltecerlas y validarlas. Pero ¿Cómo se pueden enaltecer y legitimizar las diferencias siendo que aparentemente son ellas la causa de la mayoría de conflictos entre seres humanos?

Es un concepto un poco difícil de entender pero creo que se puede exponer de la siguiente forma:

Yo y otra persona tenemos muchos puntos en común pero tarde o temprano nos damos cuenta que hay otros puntos en los que nuestras personalidades no pegan ni encajan. Puntos en dónde por más que hablamos no llegamos a ningún sitio porque cada cual defiende su posición como si defendiera su propia vida. Asuntos en dónde somos como el Agua y el Aceite. En ese momento luchamos por llegar a un acuerdo y lo hacemos porque no consideramos normal que el no estar de acuerdo sea una situación válida. Algo nos dice en nuestro interior que la diferencia y el no coincidir es una especie de error de sistema, por tanto nos agobiamos y frustramos aún más al ver que no podemos resolver esas diferencias. Allí empieza nuestra gran preocupación y es en dónde empiezan las divagaciones del tipo esto no va a resultar, esta relación es un fracaso, no vamos hacia ningún sitio o esto no es normal.

Pero ¿Quién dijo que no pensar igual es un problema? ¿Quién dijo que el no pensar de la misma forma en una relación es algo destructivo? Yo creo que pensar distinto y no coincidir es algo normal, entonces cuando me relajo y entiendo que esas diferencias forman parte del proceso, pues ya no intento arreglar nada y al no intentar arreglar nada ya no estoy pensando en miles de estrategias para resolver algo que no existe. No existe el problema. Se ha desvanecido porque he dejado de pensar que el no estar de acuerdo es un problema que requiere solución. Cuando disuelvo el problema, enfoco mi atención en otras cosas cotidianas que necesitan mi concentración. Cuando entro en ese forma de pensar ya no estoy interesado en que el otro me entienda sino que estoy preocupado de validar mis opiniones y respetar las del otro aunque yo no esté de acuerdo con sus puntos de vista. Quizá la otra persona diga blanco y yo negro, pero ya no creo que deba convencerla de que ella diga negro y tampoco espero que ella deba convencerme de decir blanco. Estoy respetando ese estado de no estar de acuerdo y al darle validez me estoy liberando de el.

Las cosas se transforman en problemas solo cuando nosotros creemos que son un problema. Cuando observamos aquello con una visión relajada y natural, recordamos también la infinita variedad de la naturaleza que parece mostrarnos un abánico de diferencias y cosas que no encajan entre sí pero que paradójicamente crean un maravilloso conjunto. Eso es la vida: un paisaje lleno de diferencias y cosas que encajan, pero también un montón de hermosas irregularidades que hacen del paisaje algo perfecto. 

Ser como el Agua y el Aceite no es nada malo. Visto desde la pespectiva adecuada puede ser maravilloso, además de un gran aprendizaje de tolerancia y serenidad frente a la diversidad.

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