¿Debo sentir pánico de lo que el Tarot me puede mostrar?



Hace un tiempo atrás y antes de comenzar una sesión presencial de tarot el consultante me preguntó con algo de miedo si era posible que durante la sesión y a propósito de nada aparecieran muertes o cosas no agradables totalmente ajenas a la lectura en sí. La pregunta cerraba con la siguiente acotación: Es que le tengo pánico a que aparezcan cosas trágicas, me da la impresión de que cuando vas a un tarotista puede aparecer cualquier cosa.

Mi respuesta y opinión sobre este asunto es que una lectura de tarot siempre está dirigida por las preguntas específicas que hace el consultante y respetando siempre sus instrucciones iniciales. Es decir, lo único que debería aparecer en las cartas es lo que el consultante quiere y elige saber, sin desviarse del tema original. Por ejemplo, si una persona me pregunta como se ve su relación de pareja a futuro no puedo decirle a la mitad de la interpretación: Espera un momento, he visto que tu abuela morirá de una enfermedad degenerativa. A
sí como tampoco debería decirle: Oye, parece que la compra de esa casa se ve muy bien. Primero, no puedo hacer eso porque hacerlo implica que no estoy respetando la instrucción del consultante y segundo porque no estoy siendo directo y preciso para responder. Y no vale eso de que a veces el tarot no siempre responde a lo que le preguntas ya que si fuera así sería una estupidez leerse las cartas para recibir respuestas que no hemos pedido. Sería tan ridículo como ir a la multitienda y pedirle al dependiente un kilo de azúcar y que él todo contento nos venda un litro de aceite. Si yo voy a la multitienda es para comprar lo que quiero no lo que el dependiente quiere. Lo mismo con el tarot.
  
La importancia de ser conciso y responder con claridad a lo que se pregunta no solo es una forma de demostrar profesionalidad sino también de respetar el libre albedrío del consultante. Todos tenemos un camino de descubrimiento personal que debe seguir un tiempo y velocidad determinado, que solo debe ser expuesto por otros cuando el consultante lo pide expresamente. Así mismo solo se podrá ver una proyección amplia y sin límites solo si la persona lo pide explícitamente.

Es importante aprender a escuchar y obedecer a lo que se pide, ya que a veces creyendo ayudar al otro diciéndole más cosas lo que hacemos en verdad es interferir en su desarrollo, incrustando miedos o creando paranoias innecesarias en un período de su vida en dónde quizá no debe tenerlas, ya sea porque no es el momento o porque necesita más camino para entender lo que le sucede. 

La clave es recordar el libre albedrío que todos tenemos: la capacidad de elegir qué queremos, cómo lo queremos y cuando lo queremos. Es ese poder el que definirá la información que recibiremos durante una lectura de tarot, por lo mismo uno no debiera sentir pánico si recuerda que el que controla durante toda la consulta es uno mismo, como consultante.

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