Hay dos formas de pedir: con Grandeza o con Miseria. La primera es una
forma que proviene desde el orgullo y conciencia de que uno mismo vale,
por tanto lo que pedimos es lo justo y merecido. La segunda es una forma
que proviene de un ego destruído en dónde no existe amor propio
suficiente para darse cuenta que merecemos aquello que estamos pidiendo.
Cuando pedimos desde la miseria lo
estamos haciendo desde un plano mental herido y roto en dónde producto
de nuestras experiencias pasadas se cristalizó la creencia de que las
bendiciones no eran para nosotros sino para otros a quienes debemos solicitar humildemente un poco de riqueza.
No hay que confundir Pedir con Grandeza con prepotencia. Eso no se trata de alzar más o menos la voz, se trata de una forma de pedir, una energía interna que se mueve desde el reconocimiento a uno mismo y en dónde el ejercicio de pedir no actua desde la figura del mendigo sino desde un aspecto de realeza olvidada en ti. Hay Reyes y Reinas ocultos detrás de ese disfraz de mendigo: hay Sangre Real en ti, si recuerdas realmente quién eres.
No hay que confundir Pedir con Grandeza con prepotencia. Eso no se trata de alzar más o menos la voz, se trata de una forma de pedir, una energía interna que se mueve desde el reconocimiento a uno mismo y en dónde el ejercicio de pedir no actua desde la figura del mendigo sino desde un aspecto de realeza olvidada en ti. Hay Reyes y Reinas ocultos detrás de ese disfraz de mendigo: hay Sangre Real en ti, si recuerdas realmente quién eres.
La carta que he compartido en portada corresponde al 5 de Oros de la baraja Legacy of the Divine Tarot, diseñada por Ciro Marchetti. Esta carta muestra precisamente a un mendigo a muy mal traer que humildemente extiende la mano para pedir limosna ¿Es esa la actitud para pedir al Universo lo que realmente mereces?
Ahí lo dejo para la reflexión.
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