La Navidad olvidada y unas cartas de tarot || Reflexión.




El mundo ha cambiado tantas veces que incluso las raíces cristianas o mitológicas de la Navidad se van olvidando. Sin embargo sucede algo curioso:  a pesar de olvidar los motivos nos encanta celebrar esta fecha porque nos recuerda algo de la niñez, una costumbre que asociamos a inspiración, disfrute y unión. Yo no la celebro de una forma ortodoxa y tampoco pretendo definir de forma absoluta su orígen. Simplemente me quedo con lo que sentí hace un par de días al mirar las luces parpadeantes en las calles y ese ambiente entretenido en dónde se huele el aroma de cosas exquisitas que solo en esta época puedo comer ¿Cómo podría resistirme a un ambiente lleno de colores e historias fantásticas sobre un viejo barbudo, unos regalos misteriosos y la idea de que en esta fecha nació alguien especial? No sé cual de todas la teorías es cierta ni cual de todas las historias es verdad pero simplemente me gusta oírlas porque inspiran en mi esa parte que cree en cosas que no puede comprobar. Creer por ejemplo que estos días son distintos a los demás.

Si me pongo a hilar fino no me parece tan descabellado pensar que la celebración cristiana que remite al nacimiento de Jesús también esté conectada a toda esta tendencia de la Nueva Era y que habla muchísimo de la Energía Crística como algo que habita en el corazón de todos y que puede obrar milagros y salvar a otros con la pura fuerza del amor y altruismo ¿Y si efectivamente cada año celebramos el nacimiento de una nueva energía en nosotros? Tiene sentido considerando que acabamos un ciclo y nos preparamos para otro en dónde el altruismo y el amor será muy necesario para trascender algunas cosas que sin ello se nos podrían ir de las manos. A lo mejor cada año muere alguien dentro nuestro y nace alguien nuevo preparado para los desafíos que vienen.

Sea como sea, con Jesús en un belén o dentro nuestro hay que disfrutar. Que para pasar rabias nos queda un año entero y si a mi me dan a elegir entre llorar y reír yo prefiero reír mirando las lucecitas, el roscón que me voy a comer o las personas a las que voy a desear una buena vida independiente de lo que crean o lo que sea que celebren en estas fechas. Los jesuses en miniatura, los roscones, los abrazos y las lucecitas son razón suficiente para entusiasmarse como cuando eramos niños, sin saber porqué y sin marear mucho la perdiz.

Para finalizar he compartido en la foto de portada y al final de este artículo algunas imágenes de la baraja The Christmas Tarot de Corrine Kenner, que por supuesto está inspirada en esta celebración. Me ha hecho gracia ver que el Arcano 15 (imagen al final de este artículo) es El Ángel cuando en la mayoría de barajas de tarot esta posición corresponde a El Diablo. Desconozco si ha sido pura coincidencia o lo han hecho a propósito pero me cuadra con la idea de que todo tiene un lado luminoso y oscuro y que lo que nos sucede depende de dónde enfoquemos nuestros ojos, mente y corazón. Todo depende de cómo queramos ver estos días especiales.

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